Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.

viernes, 24 de enero de 2020

Esperando y buscando respuestas
me encontré,
una vez más,
en este infierno
donde nada de lo que aprendí
puede aplicarse a la realidad.
De repente,
me encuentro rodeada
de un fuego intenso y rebelde.
Y no me quema.
No sé si no quiere hacerlo.
No sé si ya no lo siento.
La busco incansablemente.
Sé que Ella me trajo.
Y no fue como yo esperaba que fuese.
No fue hermoso,
glorioso,
como Ella misma.
La Cosechadora.
Me encontré una mañana
sin alma,
vagando
aterrada
por senderos que vi solo en mis pesadillas.
La busco incansablemente.
¿Me habré ahogado?
¿Habrá expirado mi contrato?
¿Por qué me llevó sin avisarme?
¡Y yo que quería arreglarme!
Me tambaleo,
confundida,
entre nubes de azufre y sufrimiento.
Gritos insoportables,
incansables,
interminables.
¡Me arrebató y ni siquiera se presentó!
Y ahora La busco.
Quiero encontrarla.
La necesito.
Pensé que estaríamos juntas en la eternidad...
Y tan solo se deshizo de mí.

M.L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario