Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.

lunes, 4 de julio de 2016

Una noche fría.
Salir a buscar refugio
en la brisa 
que eriza
la piel. 
Cerrar los ojos,
sintiendo de a poco,
el temor
de que algún día
todo se termina. 
Si somos esto,
y más,
y a la vez
nada somos.
Es la constante 
sed de dualidad. 
Somos humanos. 
Carne,
huesos...
Y cenizas
de todo 
lo que nunca dijimos, 
que murió 
de manera involuntaria
en los labios cerrados.
¿Por qué
nos es tan difícil
amar?


Mistress Loveless.

No hay comentarios:

Publicar un comentario