¡Nos encontramos en medio de una guerra!
...No me cree, ¿verdad?
¿Acaso es de noche allí?
Muy bien, vaya a su habitación, apague las luces. ¿Está todo invadido por la oscuridad?
Ahora, métase dentro de su cama. Vamos, hágalo sin miedo... ¿Cómoda como siempre?
Perfecto, ahora cierre los ojos...
¿Puede ver el humo en el cielo?
¿Puede escuchar los gritos desgarradores?
¿Puede ver la sangre en sus zapatos?
¡Cállese!
¡Nos van a atrapar!
¿No entiende que estamos en peligro?
¡Y todo es su culpa!
Usted creó este desastre, ¡esta maldita guerra!
Está toda dentro de su cabeza, y ya es demasiado tarde para detenerla. Los pensamientos le atormentarán, el miedo le ahogará.
No podrá escapar.
...Abra los ojos.
Todavía está en su habitación.
Todavía lo inunda la oscuridad.
Prenda las luces.
¿Puede ver los cadáveres alrededor? Las almas perdidas que alguna vez estuvieron dentro de su cabeza ahora yacen enterradas debajo de su lengua, en ese cementerio que es su boca cerrada.
No se preocupe, sé por qué no la abre. Lo entiendo. Sé lo aterrado que usted puede estar de ver el cuerpo sin vida de alguien a quien amó tanto. Lo veo siempre en mi cabeza, cada vez que cierro los ojos.
Sé lo aterrador que es pensar en eso, lo triste que es pensar en Ella.
Fiel Cosechadora.
No, no tiemble.
No, no llore.
Es ya algo tarde, ¿no cree usted?
La guerra ya ha comenzado...
Ahora, tiene dos opciones: rendirse ante el enemigo o luchar por su libertad.
Si va a morir, entonces muera.
Si va a vivir, entonces luche.
M. L.