¿Es eso lo que queremos junto con el corazón roto?
Yo no lo creo, Señor.
¡Siempre le hablo a usted, perdóneme!
Pero es que se presenta usted en mi mente.
¡Perdóneme!
A mí y a mis osadías.
Hablar con gente, recomendarles la vida y la muerte.
¿Quiénes somos nosotros para poder definir los términos de otra libertad?
Si solo cuando termina la mía comienza la suya...
Bueno, eso es lo que me enseñaron siempre, ¿está mal acaso?
Si rompo jardines enteros intentando entenderte.
¡Y entenderme, que es más difícil!
¿Quiero correr lejos?
¿Quiero correr hacia usted?
A veces me cuesta separar el tumulto de pensamientos que hay en mi cabeza.
A veces me cuesta concentrarme en la vida...
¡Y es que se me hace difícil, Señor!
Si lo tengo a usted, pero existe éste, y aquélla, ¡y todos ellos!
Somos todos uno, pero de a uno no servimos.
¿Eso era la empatía?
Mistress Loveless.