Todo el tiempo
me encuentro
pensndo en Ella.
En cada segundo
en el que bajo la guardia
allí está.
Se presenta
en mí
como un pensamiento fugaz...
Pero vuelve.
Siempre vuelve.
¿Cómo lo hace?
Está allí,
todo el tiempo.
Y me pregunto:
¿Ella tiene una obsesión
o soy yo?
¡Señor!
Estoy fascinada con Su presencia.
No quiero
despedirme nunca.
Ella llena el vacío
que Usted creó en mí.
El vacío
de una presencia
inestable.
Usted es
y no es.
[Me hace
querer
no ser].
Pero Ella
siempre es,
y en Su hermoso ser
me llena de gozo.
Llena mis días tristes
con la esperanza
de que algún día
La seguiré...
Ese día.
Ese hermoso día...
Cuando llegue,
Señor,
por favor...
No llore.
Entienda que yo,
oh, ¡Señor!
Que yo
quería seguirla,
pues mi amor
por Ella
es el más puro
e incondicional.
Porque Ella es...
Y siempre fue
lo que
ni Usted
ni yo
seremos.
M. L.
Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.
lunes, 28 de agosto de 2017
lunes, 5 de junio de 2017
La muerte
no es para los muertos.
Burocracia, ¡eso es!
Si usted, Señor, piensa
que yo he muerto
para escuchar
las prehechas palabras
de un sacerdote
que pide más ceros en su chequera,
o para ser tierra amontonada
para una funeraria
que se alimenta de lágrimas
de viejos conocidos
que hacen acto de presencia,
o para que el agujero
que pasará a ser mi cueva
tenga tierra seca,
o que el día esté soleado
(¡qué horror!)
usted se equivoca.
La muerte es para uno mismo
hasta que uno muere.
Después, uno queda a merced
de la hipocresía y negociaciones.
(¡A nadie le importa
un cuerpo en descomposición!)
Soy comida de gusanos
por la que pide un ataúd más barato.
Toda una vida
desperdiciada en una discusión
donde se disputan
mis más inútiles palabras y chucherías,
tristes y sin valor.
(¡Qué vergüenza!)
Burocracia, ¡eso es!
Si usted, Señor, piensa
que yo he muerto
para escuchar
las prehechas palabras
de un sacerdote
que pide más ceros en su chequera,
o para ser tierra amontonada
para una funeraria
que se alimenta de lágrimas
de viejos conocidos
que hacen acto de presencia,
o para que el agujero
que pasará a ser mi cueva
tenga tierra seca,
o que el día esté soleado
(¡qué horror!)
usted se equivoca.
La muerte es para uno mismo
hasta que uno muere.
Después, uno queda a merced
de la hipocresía y negociaciones.
(¡A nadie le importa
un cuerpo en descomposición!)
Soy comida de gusanos
por la que pide un ataúd más barato.
Toda una vida
desperdiciada en una discusión
donde se disputan
mis más inútiles palabras y chucherías,
tristes y sin valor.
(¡Qué vergüenza!)
M. L.
domingo, 26 de marzo de 2017
Una noche lluviosa, vacía.
Un llanto tibio sobre la almohada.
Esas dos cosas
podrían ser lo mismo,
esconden
el mismo sentimiento.
Esconden
el grito de guerra
del corazón,
pero el eco de la soledad
aún se encuentra allí.
Uno no puede ahogar a la soledad,
pero la soledad puede ahogarlo a uno.
Con los ojos
en la luna llena
y música
en mis oídos,
siento
que toco mi propia alma.
Siento
que me perdono a mí misma.
nos decimos
creyendo ciegamente
que son verdad?
Me pregunto...
¿Cuántas veces traicioné
a la pequeña
que una vez fui?
Me pregunto...
¿Cuántas lágrimas sequé
mientras repetía
"ya no importa"?
Me pregunto...
¿Cuántas veces sonreí
mientras sangraba?
¿Cuántas veces
aceptamos una mentira
porque dolía menos?
¿Cuánto más dolor
debo tragar?
Prometo nunca buscarte...
Ni siquiera si me ahogo.
No, lo juro...
Porque todo
va a estar
tan solo
"bien".
M. L.
Un llanto tibio sobre la almohada.
Esas dos cosas
podrían ser lo mismo,
esconden
el mismo sentimiento.
Esconden
el grito de guerra
del corazón,
pero el eco de la soledad
aún se encuentra allí.
Uno no puede ahogar a la soledad,
pero la soledad puede ahogarlo a uno.
Con los ojos
en la luna llena
y música
en mis oídos,
siento
que toco mi propia alma.
Siento
que me perdono a mí misma.
Porque todo
va a estar
tan solo
"bien".
¿Cuántas mentirasnos decimos
creyendo ciegamente
que son verdad?
Me pregunto...
¿Cuántas veces traicioné
a la pequeña
que una vez fui?
Me pregunto...
¿Cuántas lágrimas sequé
mientras repetía
"ya no importa"?
Me pregunto...
¿Cuántas veces sonreí
mientras sangraba?
¿Cuántas veces
aceptamos una mentira
porque dolía menos?
¿Cuánto más dolor
debo tragar?
Prometo nunca buscarte...
Ni siquiera si me ahogo.
No, lo juro...
Porque todo
va a estar
tan solo
"bien".
M. L.
viernes, 27 de enero de 2017
Nos encontramos expuestos a muchos vicios.
Es nuestro deber saber cuál rechazar
y cuál esconder del ojo público.
¡Señor!
No pretendo que usted me mienta,
que afirme ser puro.
¡Por favor!
Estamos en pleno siglo diecinueve,
es sabida la existencia de
madrigueras de la inmoralidad.
Reina, mi Señor,
reina el mal obrar
y el desinterés por los hermanos.
¡Ay, de mí!
Señor, usted me ofende.
Yo jamás podría participar
de tal ofensa hacia la Corona.
Yo jamás podría
defraudar a la Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
En las madrigueras
se ha oído hablar de usted, Señor,
oh, ¡mí Señor!
Pero yo no escucho.
Soy sorda ante sus mentiras,
soy ciega ante sus atrocidades
y muda ante la ley.
¡Créame!
No fui yo quien habló de usted.
Pero ahora,
ahora amenaza a nuestra Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
¿Qué debería hacer yo, Señor?
Oh, ¡mí Señor!
Usted es todo lo que amo y necesito.
Usted es mi buen camino.
Soy su devota amante,
mi cuerpo es suyo
al igual que lo es mi alma.
Pero oh, Señor,
¡mí Señor!
Usted no puede más que el pecado,
y éste le vence.
Es usted una desgracia.
La Corona se avergüenza,
usted entristece a la Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
M. L.
Es nuestro deber saber cuál rechazar
y cuál esconder del ojo público.
¡Señor!
No pretendo que usted me mienta,
que afirme ser puro.
¡Por favor!
Estamos en pleno siglo diecinueve,
es sabida la existencia de
madrigueras de la inmoralidad.
Reina, mi Señor,
reina el mal obrar
y el desinterés por los hermanos.
¡Ay, de mí!
Señor, usted me ofende.
Yo jamás podría participar
de tal ofensa hacia la Corona.
Yo jamás podría
defraudar a la Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
En las madrigueras
se ha oído hablar de usted, Señor,
oh, ¡mí Señor!
Pero yo no escucho.
Soy sorda ante sus mentiras,
soy ciega ante sus atrocidades
y muda ante la ley.
¡Créame!
No fui yo quien habló de usted.
Pero ahora,
ahora amenaza a nuestra Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
¿Qué debería hacer yo, Señor?
Oh, ¡mí Señor!
Usted es todo lo que amo y necesito.
Usted es mi buen camino.
Soy su devota amante,
mi cuerpo es suyo
al igual que lo es mi alma.
Pero oh, Señor,
¡mí Señor!
Usted no puede más que el pecado,
y éste le vence.
Es usted una desgracia.
La Corona se avergüenza,
usted entristece a la Reina.
¡Nuestra Reina!
¡Dios la salve!
¡Dios salve a la Reina!
M. L.
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