Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Vivir y sentir como si estuviera muerta.
Morir y rehusar como si estuviera viva.
Me duele el cuerpo de sufrir.
Me arde la piel de suspirar.
¡Llevame sin miedo!
Estoy lista.
No voy a gritar cuando me toques.
No voy a temblar cuando me hables.
Pero dejame mirarte por un minuto...
Quiero ver el rostro de mi cosechador.
Mi salvador y mi Muerte.
Mi Muerte y tu vida.
¡Entiendo!
Así funciona.
Yo intento hablar y tu mano me acalla.
Violada mi libertad.
Tapada mi visión.
Mi boca sellada.
¡Dejame morir!
O traeme la muerte.

Mistress Loveless.

¿Libertad?
¿Qué es la libertad?
Una mano, cerrada.
La otra, abierta, quiere volar.
¿O es que va a ayudar a la otra a respirar?
No es que uno sepa la respuesta...
Pero esa es la verdad.
¡Uno no puede silenciar su cabeza!
Y mi cabeza y la tuya lloran por lo mismo.
¿O es que la distancia es el fin?
¡No me ayudan tus ojos a vivir!
Queman como el mismo fuego.
Lo recuerdo...
Sin tu piel podré salir.
Estate tranquilo.
Serená tu mente... 
¡No es cierto!
¡No puedo respirar!
Me falta tu luz en el camino.
Las huellas se borran de a poco con el tiempo y la lluvia.
Pero el Sol seca la tierra bajo mi sombra.
¿Cómo dijiste que era tu nombre?
Integridad.
Amor. 
Unidad.

Mistress Loveless.