Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.

sábado, 15 de noviembre de 2014

De repente vi todo rojo.
Sé que pensás en mí cuando estás con ella.
Dentro de ella...
Y debe ser difícil para vos negarlo.
Ocultarlo...
¿Por qué?
¿Qué es lo que tengo que hacer?
Lloraba sangre expuesta en un respiro de tu ser.
Y me ignoraste con todas tus cualidades.
¡Qué grato!
¡Qué grato!
Cuando arañe tu piel en un grito desgarrador sabré que estuviste pecando en mi nombre.
¡Y mi nombre manchado!
Qué desdicha la mía de amar a un solitario.
¡Y cuánto deseé enternecer tu carne!
¿Acaso pasaste detrás mío?
¿Dónde estás ahora?
¿Tomando mi mano, acariciando mi piel, besándome?
Te veo...
Te veo cerca del alba.
¿Por qué no me llevás con vos?
Quiero huir de mi voz y hundirme en tus cuerdas vocales.
Dos cuerpos en una sola alma.
¿Cuántos años fueron los que vagaste en este mundo errante?
Tan solo doscientos años hundiéndote de a poco.
Y los quiero con vos.

Mistress Loveless.