Sobre opiáceos, té, amor y otras drogas.

martes, 19 de febrero de 2013

Oigo sus pasos corriendo hacia mí en el pasillo y por la luz de la linterna veo su cuerpo caer. Ella se acerca a mí, la llave de la sala en la mano. Ella me habla de ruidos que no entiendo... 
La llave que me burló, la llave que me volvía loco, la llave que asesinó a cualquier libertad que tuve una vez. Se ofrece a conocerme, ¿puede ser esto un sueño? Mi trance está roto por el grito de muerte de esta mujer...
La llave ahora en la mano de la Cuarentena, corro, y cuando llegue el aterrizaje cada rostro fantasmal, están esperando a que yo sea comandada para correr.Las paredes se están levantando, el encierro ya ha comenzado.La escalera se rompe como mi destino al volar para conocer. La madera astilla bajo los pies de mi media. Por fin estoy más allá de la puerta, por fin estoy en la celda.Eso me impidió el sol y me oculto en el infierno...La llave que nos encerró ahora es lo que nos hace libres. Los internos han surgido y ahora vienen a mí para llevarlos a la luz, para conducirlos a la puerta, pero como yo, han de huir tropezar y caer al suelo. Ahora, al caer al suelo, como dolorosamente aterrizo...La llave, para la que he esperado años, se aleja de mi mano. Entonces, rápido como la caída de rayos, zapato pesado del Doctor, se reduce con la llave ocultándolo de la vista. Sus ojos están quemando rojo con locura, esto es cuando la recoge y se vuelve a cerrar de nuevo... Yo salto sobre él porque no tengo nada que perder. Él me domina y pide a los jóvenes elegir. Dirige su hoja a través de mi garganta como si dijera: tomaré tu vida si no te alejas. Se retiran, lo hacen a la vez, sin pensarlo dos veces. Sólo saben que éramos libres y ahora ya no más. Y entonces siento la llave maestra de Annie, desde hace tantos años, todavía atado encima de mi rodilla. Brilla sobre mi piel, pero no me causa dolor. Lo que sucede después no me es posible explicar... 
Me saca del suelo, me jala hacia la puerta, ajusta a la cerradura y cada recluso pasado. Es el aliento mientras los bares se abren con un chirrido y nadie ha visto moverse, y nadie ha oído hablar. Entonces, de repente, el reloj cincuenta pisos por debajo está golpeando con fuerza las cuatro en punto, y de pronto lo sé... ¿Qué se debe hacer? No puede haber nadie vivo aún. 
El Doctor es todo lo debe que morir si queremos sobrevivir. 
Es hora de mostrar nuestra fuerza... 
Es hora de que nos unamos...
Es hora de cambiar el juego...
Es hora de que aprendamos a luchar...
Es tiempo de convertir esta en nuestra casa...
Es hora de tomarla devuela...

Es hora para su sangrienta guerra... 
¡ES TIEMPO DE ATAQUE!

Mistress Loveless.